Dudas

A la mujer del banquero Kaiser le gustaba en verano sentarse sobre la hierba bajo los manzanos escuchando el sonido del agua de la fuente y el revuelo de los pájaros. Un día vio a su lado una extraña piedra pequeña y amarilla y pensó que era una de esas piedras disipadoras de dudas. La cogió entre sus dedos y comenzó a darle vueltas y a buscar la forma de hacerla funcionar, porque las piedras disipadoras de dudas son todas diferentes o al menos eso piensa todo el mundo aunque nadie las ha podido nunca poner en marcha.


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