Bilingüismo I

Que por qué pido un kilo de cuartirolo, medio de dulce de batata y dos provoletas, me pregunta el charcutero. A lo que yo le respondo que para mí él es un fiambrero y no un charcutero. Él me dice que fiambrero jamás. Yo le digo que eso es lo que es. Entonces el fiambrero se niega a venderme hasta que lo llame charcutero. Y yo no lo voy a llamar como él no se llama.
Que por qué deseo damascos, arvejas y chauchas, me pregunta el verdulero. Porque ese es su nombre, le respondo. Y le agrego al pedido dos choclos, un alcaucil y un repollo colorado. Y él me dice que no tiene. Y yo sé que sí tiene y le repito que dos choclos, un alcaucil y un repollo colorado. Y él me asegura que esas verduras no existen aquí. Y yo le discuto que sí. Y él afirma que no y le dice al siguiente cliente buen día qué desea.
Que por qué digo berreta, medibachas y chitrulo, me preguntan los mozos cuando llego al bar luego de no haber podido comprar nada en el mercado. Y no nos llame mozos que nosotros somos camareros, me exigen. Que por qué ustedes dicen hortera, leotardos y tontaina, les pregunto. Porque es así, me responden todos. Pero para mí es de otro modo, para mí es berreta, medibachas y chitrulo, les digo. Es como nosotros decimos y se acabó, me gritan los mozos. Nadie me explica por qué es así y se acabó. Y entonces no nos entendemos.


¿Quieres leer otra historia al azar?

1 comentario :

  1. Qué sorpresa agradable encontrar éste blog y éste texto en particular. Muy divertido el lenguaje de cada lado del charco o del charcazo?? Cómo le dirías al océano??
    Talina

    ResponderEliminar