Desbordamiento

Hace tiempo, cuando se excavaba para la cimentación de la nueva sede del consorcio ciudadano, apareció un enorme depósito de canicas de cristal de colores. Mientras se databa el afloramiento con algunas muestras, las bolas seguían manando y manando sin parar y, habiendo llenado el agujero, empezaron a desbordarse por los alrededores. Al principio, entre los niños que se arremolinaron y se llenaban los bolsillos y un retén de voluntarios recogiendo con grandes cubos, parecía que era suficiente pero, a medida que las retiraban, las pequeñas bolitas seguían saliendo y todo parecía inútil para contener el aluvión. Solo el tiempo resolvió el problema. Fue cuando se impusieron la peonza y el yo-yo, las canicas pasaron de moda, y, entonces, su fuente se secó.


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