Eladio

En el 37 de la calle Suspiro el viento siempre sopla de lado, entra por el Oeste y de alguna manera se las arregla para dar un giro inesperado y salir sigiloso por el ala Norte del edificio. Los vecinos discuten a menudo sobre este extraño comportamiento. Algunos lo atribuyen a lo confuso de los números del ascensor con tanta i y tanta uve, otros lo achacan a la mala fortuna de la Señora Estuplo, sola desde que su marido se esfumara con la mencionada ráfaga de viento. Los menos sin embargo reconocen en ese cambio disonante al ínclito y ya difunto Eladio, habitante inesperado, que tan pronto pintaba una buhardilla como te regalaba veinte sonrisas y una flor.


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