Gran guirigay

El bibliotecario Moltrín de la Plaza Raíz de Dos ha sido sancionado con severidad. El informe dice que por no airear con suficiencia las novelas, dejándolas apretadas unas contra otras, los personajes de estas, ansiosos de cambios, han acabado por filtrarse, a través de las tapas, a los volúmenes vecinos creando un autentico caos. A pesar de que, al parecer, los narradores han seguido cada uno en su puesto, se dice que no han sido capaces de ajustar las historias sin sus escapados y con los ajenos aparecidos.
—Dejad los libros como estaban —ha sentenciado el decano Grutón—, que el tiempo hará que cada rebelde, angustiado por la confusión, vuelva ansioso a su querido argumento natal.


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