Huelga

Las casas rojas de la calle arco iris han cerrado sus persianas en señal de protesta. Después de varios años luciendo su brillante color en el barrio, un alguien cualquiera ha decidido que desentonan con la cromática de la zona provocando estridencias insalvables. Ellas que han visto crecer generaciones antiguas y modernas, se niegan a su traslado al barrio negro. Los vecinos se quejan, la luz no entra en sus vidas y por más que lo se lo piden, las casas se niegan a abrir sus ojos. En un burdo intento de buscar una solución, han colocado niños traviesos con peligrosos tirachinas en las esquinas de las calles. Pero ni siquiera estos, molestando al grupo subversivo, han conseguido nada. En el último comunicado emitido las rojas han manifestado que la huelga se mantendrá indefinida mientras la autoridad competente no jure y perjure y de su palabra de persona honrada que nadie ni nada cambiara de ubicación. Mientras tanto todo se mantendrá como últimamente, a oscuras.


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