Vergonzosos

Emilita, la peluquera de “Nomascanas”, tiene dos cabezas. No es que le haya crecido una segunda, no; siempre fue así. No resulta desagradable porque tienen sus cuellos independientes que surgen derechos de ambos extremos de los hombros, y sus caras son bonitas. Se llevan bien alternando sus cerebros para hacer las funciones usuales de su hermoso cuerpo. A la de la derecha le gustan los collares largos, y a la de la izquierda le hubiera encantado poder lucir, ella sola, un escote “palabra de honor”. Cuando la conocí y le pregunté por su familia, ambas bocas respondieron al unísono:
—Son demasiado raros, por eso están siempre allí, escondidos tras aquel reloj de pared.


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