Zona residencial

Una tercera planta sin ascensor, subvencionada por familiares muy cercanos, se convirtió en su única posesión. Siempre quiso tener un enorme jardín y respirar cada mañana paz y tranquilidad. Los vecinos pocos ruidosos y las visitas restringidas eran difíciles de conseguir en Ágrafa. Un todoterreno azul antracita decidió por ella un cambio de residencia definitivo. No fueron necesarios ni fianza ni aval por compromiso. Consiguió por propio derecho una nueva ubicación a las afueras de la ciudad, junto a la tapia rodeada de cipreses.


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